Segunda parte de la trilogía de Antonio Guadarrama Collado, y
probablemente, el mejor de los 3.
Después de que
Diego Daza fue obligado a salir huyendo del país rumbo a Francia y lo que
parecía ser el final de Gregorio Urquidi, la historia revive con más fuerza que
nunca. Esta vez el objeto de deseo de todos los personajes no es un libro, es
un Monolito antiguo que fue descubierto en la ciudad de México mientras se construía
una nueva línea de metro.
Gregorio Urquidi,
Su alteza serenísima, tiene más poder, dinero y maldad que nunca. El hombre que
maneja la Iglesia católica y por consiguiente el país entero, finge su propia
muerte con la finalidad fundar su propia Iglesia un negocio sin impuestos y sin
rendirle cuentas a nadie, y con el poder de influir directamente en las personas.
A su lista de aliados políticos, empresarios, sacerdotes y narcotraficantes se
suma un nuevo e inesperado aliado. Su venganza parece ser perfecta.
Delfino Endoque,
Saddam y Gastón Peralta Moya, tratarán de buscar el monolito y sabotear a los
planes Gregorio Urquidi.
El autor, al igual
que en el primer libro de la serie, hace una perfecta combinación entre
el drama de los protagonistas y la historia antigua, en este caso, la defensa
del pueblo maya comandada por Gonzalo Guerrero, contra el ejército
español que buscaba riquezas.
Gonzalo Guerrero,
un náufrago que fue adoptado por el pueblo Maya y del cual se convirtió en
general y posteriormente en el líder de toda una civilización, el español más
mexicano de la historia, y uno de los personajes más olvidados en la historia
de la conquista.
Calificación 10 /
10